Condromalacia Rotuliana: Tratamiento desde el Movimiento y la Prevención
La condromalacia rotuliana es una afección caracterizada por la degeneración del cartílago en la parte posterior de la rótula. Esto puede provocar dolor de rodilla, especialmente durante las actividades que implican flexión y extensión repetitivas de la rodilla. El tratamiento y la prevención de esta afección gira en torno al fortalecimiento de los músculos clave, la corrección de problemas de patrón motor, la reducción del estrés en la articulación de la rodilla mediante el ejercicio y cambios en el estilo de vida.
En este texto, vamos a presentar el programa específico de Rehabilitación y Readaptación al esfuerzo que utilizamos en el Centro VR TRAINING, extraído de una revisión bibliográfica de muchos estudios científicos, recogidos en un metaanálisis.
¿Qué es la Condromalacia Patelar?
La condromalacia patelar, también conocida como síndrome de dolor Patelofemoral, es una afección que afecta principalmente al cartílago de la rótula. Se caracteriza por el reblandecimiento, daño o deterioro del cartílago, generalmente como consecuencia del sobreesfuerzo, una lesión o el desalineamiento de la rótula en la tróclea femoral. Esta afección suele provocar dolor, hinchazón y una sensación de inestabilidad en la rodilla, especialmente durante las actividades que implican la flexión repetitiva de la rodilla, como correr, subir escaleras o sentarse con las rodillas dobladas durante periodos prolongados.
Las personas que realizan actividades físicas que causan un estrés importante en la articulación de la rodilla, como corredores, ciclistas y soldados, pueden ser más propensas a desarrollar condromalacia rotuliana. También es frecuente entre los adolescentes y adultos jóvenes cuyos sistemas musculoesqueléticos aún no han madurado. La afección puede afectar a una rodilla específica (unilateral) o a ambas (bilateral) y su gravedad se suele evaluar en grados, que van de leve (grado I) a grave (grado IV), y cada grado refleja el alcance del daño del cartílago y los síntomas asociados.
Causas y factores de riesgo
El desarrollo de la condromalacia rotuliana puede atribuirse a diversos factores, como el estrés repetitivo en la articulación de la rodilla, los desequilibrios musculares, las anomalías biomecánicas y los traumatismos directos. Las actividades que implican flexiones y extensiones frecuentes de la rodilla, así como un calentamiento inadecuado, un entrenamiento excesivo o un sobreesfuerzo, pueden contribuir a la afección. La debilidad o rigidez musculares, especialmente de los cuádriceps, isquiotibiales y músculos de la cadera, también pueden provocar un desarrollo anormal de la rótula y aumentar la fricción sobre el cartílago.
Los problemas biomecánicos, como los pies planos, los desalineamientos estructurales de la cadera o la rodilla y los problemas de discrepancia de la longitud de las piernas, pueden dificultar el movimiento y la estabilidad normales de la rótula dentro de la tróclea femoral, acelerando la degeneración del cartílago. Además, las lesiones agudas, como las caídas o los golpes directos en la rodilla, y las afecciones previas de la rodilla, pueden predisponer a una persona a la condromalacia rotuliana. En algunos casos, los factores genéticos y los antecedentes familiares de problemas de rodilla también pueden desempeñar un papel en el desarrollo de esta afección.
Síntomas del síndrome de dolor Patelofemoral
Las personas con síndrome de dolor Patelofemoral suelen experimentar una serie de síntomas, que pueden variar en intensidad y frecuencia. Las manifestaciones más comunes son un dolor sordo o punzante en la parte delantera de la rodilla, alrededor o detrás de la rótula, que puede exacerbarse con actividades como subir escaleras, agacharse o sentarse con las rodillas flexionadas. Algunas personas también pueden experimentar una sensación de rechinar o hacer clic en la articulación de la rodilla, así como hinchazón y sensibilidad en la rótula.
Diagnóstico de la condromalacia rotuliana
Para diagnosticar la condromalacia rotuliana, suele realizarse una evaluación exhaustiva, que puede incluir una revisión detallada de los antecedentes médicos, los síntomas y el examen físico del paciente. Los profesionales sanitarios pueden realizar diversas pruebas para evaluar la movilidad, la fuerza, la estabilidad y la alineación de la articulación de la rodilla. Las técnicas de diagnóstico por imagen, como radiografías, resonancia magnética (RMN) o TAC, se suelen emplear para visualizar el cartílago y otras estructuras dentro de la rodilla, lo que ayuda a identificar y graduar el daño del cartílago. Son estas últimas pruebas de imagen las que más éxito tienen para diagnosticar esta patología.
Fisioterapia
La fisioterapia favorece el tratamiento y la rehabilitación de la condromalacia rotuliana, centrándose en aliviar los síntomas, restablecer la función de la rodilla y prevenir un mayor deterioro de la afección. Los objetivos principales de la fisioterapia incluyen el aumento de la flexibilidad y la amplitud de movimientos, y el amortiguamiento del dolor producido por la patología. Las intervenciones terapéuticas pueden consistir en terapia manual, modalidades para reducir el dolor, corregir el seguimiento incorrecto de la rótula y reducir la carga sobre la articulación de la rodilla.
Tras la evaluación, se diseña un programa de fisioterapia personalizado, con técnicas de fisioterapia manual, como la liberación miofascial y la movilización articular, para aliviar la tensión muscular, mejorar el deslizamiento de la rótula y tratar las restricciones asociadas. Además, pueden utilizarse modalidades como el ultrasonido, la estimulación eléctrica y la crioterapia para controlar el dolor y la hinchazón, facilitando el proceso de rehabilitación.
Ejercicios para Fortalecer los Estabilizadores de la Rodilla
Para el tratamiento y prevención eficaz de la condromalacia rotuliana, es esencial un programa de entrenamiento de ejercicios destinados a fortalecer los músculos responsables de estabilizar la rodilla. Estos ejercicios están diseñados para aumentar la fuerza, resistencia y coordinación de los cuádriceps, los isquiotibiales, los flexores de la cadera y otros músculos que intervienen en el mantenimiento de una alineación y un movimiento adecuado de la rodilla.
Entre los ejercicios recomendados figuran los movimientos en cadena cinética cerrada, como los deslizamientos en la pared, los ascensos de escalón y las prensas de piernas, que promueven una carga suave y controlada sobre la rodilla para facilitar el fortalecimiento muscular y la estabilidad articular. Además, los ejercicios isométricos e isotónicos de cuádriceps, las elevaciones de pierna recta y los ejercicios de fortalecimiento de los abductores de la cadera son fundamentales para fortalecer la musculatura alrededor de la rodilla y minimizar el riesgo de mal seguimiento de la rótula y la consiguiente degeneración del cartílago.
También cobra especial importancia la promoción de patrones motores correctos y mecánicas de movimientos que salvaguardan la integridad de la articulación de la rodilla, como el patrón de sentadilla, que aumenta el riesgo del desgaste rotualiano con una mala ejecución y puede desembocar en otras patologías de la cabeza del fémur, como la Trocanteritis en la cabaeza del Fémur.
Además, la incorporación de un entrenamiento propioceptivo y neuromuscular, incluidos ejercicios de equilibrio, ejercicios funcionales y de agilidad, puede optimizar la respuesta neuromuscular del organismo y mejorar la estabilidad dinámica y el control de la rodilla durante las actividades que implican distintas superficies, velocidades y cambios de dirección. Este enfoque integral de los ejercicios estabilizadores de la rodilla no sólo ayuda al tratamiento continuo de la condromalacia rotuliana, sino que también constituye una medida proactiva para fortalecer la articulación de la rodilla frente a posibles lesiones y síndromes de sobrecarga.
A continuación, así como hemos indicado al principio de este texto, mostramos los movimientos que componen la primera etapa de nuestro programa de Rehabilitación y Readaptación al esfuerzo que desarrollamos en el Centro, con un porcentaje de éxito altísimo de las personas que han acudido a nosotros con esta patología.
- Pedaleo desde tumbado boca arriba.
- Andar en puntas de los pies y andar con paso de “Twist”.
- Andar contactando con el suelo primero con el talón y luego transferir el peso hacia la punta.
- Equilibrio sobre una pierna: primero con muy poca flexión de rodillas y luego con flexión de 45 grados. Repetir con ojos cerrados. Duración: 30» en cada posición y con cada pierna.
Al inicio del programa se evaluan muchos factores personales de la persona. Estos factores se irán controlando en el transcurso y determinarán la intensidad de la intervención y la velocidad de progreso de la persona en el programa. A continuación, los mencionamos:
- Escala de dolor: cuando comenzamos registramos con cuánto dolor llega la persona y lo vamos controlando a medida que avanza en el programa. Lo realizamos a través de una escala.
- Grado de flexión de rodilla sin dolor: son diferentes los grados de flexión que consiguen sin dolor las personas que comienzan el programa. Hay que establecer un grado de flexión en el que no siente dolor para poder intervenir. El dolor irritará la zona e impedirá la amortiguación de las malas sensaciones y el avance.
- Tratamiento integral de la lesión: cuando un ser humano se lesiona en una estructura musculoesquelética, una parte de su cerebro tambien se lesiona fruto del trauma que supone la misma lesión. Conocemos casos de personas que han conseguido rehabilitar su lesión y continuan sintiendo el dolor. Junto con las comunicaciones respectivas con el Doctor/a que acompañe el caso, tenemos presente esta situación.
- Posiciones en las que siente dolor o puede realizarlas sin dolor: como por ejemplo la posición de arrodillado o la de cuatro apoyos. Ambas son posiciones indicadas para conseguir éxito y amortiguar dolores. Sin embargo, en función del Grado de Condromalacia y de la persona, algunas podrán ponerse en esas posiciones en el inicio o sentirán dolor. Gracias al programa, conseguimos que las personas que al principio no podían ponerse en esas posiciones puedan conseguirlo de nuevo, aumentando su funcionalidad.
Este es la evidencia científica revisada para la elaboración del programa. Se analizaron un total de 5 estudios donde los datos más significativos fueron la frecuencia semanal de la intervención, los mismos movimientos empleados y su repetición, y por supuesto, los resultados. (Laura Kooiker, Ingrid G.L. Van De Port, Adam Weir, and Maarten H. Moen. Journal of Orthopaedic & Sports Physical Therapy. 2014.44:391-402 anterior knee pain, chondromalacia, patella.)
Ejemplo de uno de los estudios revisados y sus parámetros:
Adoptando un enfoque multidisciplinar
En conclusión, el tratamiento y la prevención de la condromalacia rotuliana mediante el movimiento y la rehabilitación convergen en los aspectos esenciales de fortalecer los estabilizadores de la rodilla, corregir la alineación rotuliana y aplicar estrategias para mitigar el excesivo estrés de la articulación de la rodilla. Adoptando un enfoque multidisciplinar que integre intervenciones de ejercicios específicos, terapia manual, modalidades correctivas y estrategias de autocontrol, las personas pueden gestionar eficazmente sus síntomas, aumentar sus capacidades funcionales y optimizar la condición de la articulación de la rodilla a largo plazo. Además, se pone de relieve la importancia de la intervención temprana, la rehabilitación adaptada y la prevención proactiva de lesiones, haciendo hincapié en el papel proactivo que pueden desempeñar las personas para salvaguardar su salud y rendimiento musculoesqueléticos.